martes, 9 de abril de 2019

Recuperar la "pila" del agua.


Hasta la mitad del siglo XX era habitual que en todos los pueblos y barrios hubieran fuentes o pilas de agua potable. Tener que cargar a diario el contenido de una o dos garrafas de agua era una de las tareas que marcaban la cotidianidad. Con la generalización del servicio de agua corriente a los domicilios las pilas fueron progresivamente y rápidamente abandonadas.
Actualmente ya casi no existen...bueno, de manera retórica, pues, cada vez más, debido a la devaluada calidad del agua que nos llega por los grifos, la mayoría de nosotros seguimos yendo a la pilas, que, en esta ocasión se visten de grandes superficies. Al menos una vez a la semana, nos cargamos con una o dos garrafas de seis u ocho litros de agua. La diferencia es que, ahora no llevamos las garrafas y pagamos, a precios altísimos, el contenido de las mismas. Además contribuimos a llenar de plásticos y microplásticos la naturaleza. Por cierto, vender agua para beber es uno de los negocios más lucrativos que existen; Pagamos por mil litros de agua para beber 600 € , cuando, como abasto, pagaríamos por esa cantidad menos de 1 euro. Si calculamos lo que gastamos en agua de abasto en la cesta de la compra nos daríamos cuenta que, cada personas que no beben del grifo pagan de media 1,20 €/día, lo que significa unos 36 €/mes. En el caso de una familia media de 3 miembros se eleva ese gasto a más de cien euros/mes.
Me cuenta Antonio Hernández, alcalde de La Guancha, químico como yo, versado en el asunto del agua, que una de sus preocupaciones mayores es suministrarle a sus vecinos un fluido de excelente calidad, por lo que debe tratarla con la cara electrodiálisis, lo que, además, obliga a la pérdida de un 30% de los caudales. Me explica que, no es sólo problema de dinero sino que, cuando no llueve, la reducción del volumen para rebaja el F- obliga a mermar el abastecimiento. Frente a ese dilema ¿qué hacer? : ¿cortar el suministro o enviar por las tuberías agua aunque los niveles de fluoruros estén por encima de los autorizados?
El problema no es baladí, en particular para un funcionario público, obligado por la ley a mantener, por debajo de lo establecido, la concentración de los iones del agua de abasto. Encrucijada difícil cuando, encima sabemos que, sólo una parte pequeña del suministro se usa para la cocina y para beber. Normalmente menos del 10%. El resto se van por los desaguas desde las lavadoras, el fregaplatos o el inodoro.
Una propuesta para estos municipios del norte de Tenerife, ricos en excelentes aguas de manantial y de galerías, pero con fluoruros, sería potenciar, de nuevo, las fuentes pública. En este caso fuentes públicas, modernas, a las que se accedería mediante identificación, por ejemplo mediante tarjetas electrónicas como la de las guaguas. En esas pilas, a las que los vecinos irían con sus recipientes, garantes de higiene, se podría suministrar agua tratada, de excelente calidad, sin fluoruro, ni nitratos, con concentraciones bajas de sodio, ideal para la comida y el vaso. El precio de ese agua, complementaria al abasto municipal, mediante el sistema de personalización, entraría en el recibo del agua al mismo que el resto del suministro de abasto. Si se hacen cálculos, con este método todos ganamos. Se reduciría el gasto municipal de la desfluorización al 90% , se garantizaría el abasto con agua en los domicilios apta para lavar, el baño, e incluso el riego de jardines o pequeñas huertas, a la vez que los vecinos tendrían la garantía de un agua de calidad sin repercusión en nuestros bolsillos. Claro, habrá que ir a buscarla ¿Pero no es eso lo que hacemos cuando la compramos en el supermercado?.
Evidentemente no es la solución definitiva. Tampoco legalmente es tan simple como parece; habrá que adaptar la ley para esta posibilidad. Pero creo que intentarlo vale la pena. El derecho al acceso al agua de calidad es un derecho humano al que, sin darnos cuenta, día a día, estamos renunciando. Los lobbys están detrás de quedarse con el derecho del suministro de ese bien estratégicos Afortunadamente, aún, la responsabilidad es municipal.