domingo, 29 de abril de 2018

Decálogo- 10 razones para beber agua del grifo en Tenerife.


1. En las isla, las galerías de agua que suministran a las envasadoras son las mismas o están muy próximas a las que suministran el mayor caudal de agua en la isla, Vergara I y Vergara II. Tanto, unas como otras ofertan aguas con concentraciones similares de fluoruros (F-)
2. En verano, en particular los años secos como el 2017, la salinidad de las aguas de abastos procedentes de galería es alta. Pero los años donde la pluviometría es normal, no hay razones para que las aguas de abastos no tengan conductividades inferiores a los 640 μS/cm, que es lo que aconseja la OMS.
3. Los niveles de F- de las aguas de abastos pueden reducirse a niveles inferiores a los marcados por ley, <1.5 mg/L en las galerías mediante sencillos tratamiento a través de membranas, lo que que sí se hace con el agua que se envasa.
4. Mantener niveles altos de Floruros sólo favorecen a las empresas privadas del negocio del agua embotellada. Algunos ayuntamiento, colabora con esta privatización del consumo, repartiendo botellas de agua envasada entre los menores de sus centros educativos en vez de reducir, como marca la ley, los niveles de F- de las agua de abasto. Este es un problema político y no tecnológico.
5. Todas las aguas envasadas en recipientes de plásticos contienen concentraciones de bifinilos y dirruptores hormonales que, tras un consumo crónico, puede causar graves deficiencias endocrinas que afectan seriamente la salud. La acción de la luz, las altas temperaturas y la reutilización de los envases de plásticos agravan exponencialmente la presencia de estas moléculas y otros cancerígenos potenciales.
6. La desinfección de las aguas embotelladas se realiza normalmente por pasteurización. Esa técnica no otorga sabor al agua pero garantiza la ausencia de patógenos sólo mientra la botella esté cerrada. Esa garantía termina cuando el recipiente se abre y pone su contenido en contacto con el exterior. Además, existen bacterias termolábiles que soportan las temperaturas que se aplica en la pasteurización. Ese riesgo aumenta con el tiempo en que la botella o garrafa esté abierto.
7. La desinfección de las aguas de abasto se realiza mediante cloración, generalmente mediante el añadido de hipoclorito ClO-, lo que le otorga sabor al agua, o mediante el añadido de Cl2O y ozono O3, Estas técnicas son más eficaces y duraderas que hervir el agua . El “cloro” perfectamente dosificado es la mejor garantía de salubilidad y, en absoluto, un peligro. ¡Todo lo contrario!
8. Las aguas moderadamente duras, que es lo habitual en Tenerife y otras islas, no son responsables de los cálculos renales. El Ca2+ y el Mg2+ , causante de la dureza y del sabor terroso, están, en las aguas, disueltos como cloruros o bicarbonatos siendo beneficiarios para la salud como lo indica la OMS.. El Ca2+ y el Mg2+ reducen la tensión arterial. En cambio cationes alcalinos como el Na+, habituales en agua blandas, no aportan sabor pero son, en cambio, responsables del aumento de la tensión sanguínea. Algunos filtros a base de resinas de intercambio iónico, disminuyen la concentraciones de Ca y Mg a costa de incrementar la de Na, lo cual, si bien baja la dureza del agua empeora su calidad sanitaria. Los cálculos renales son producidos por las sales insolubles de calcio y magnesio, como los oxalatos y fosfatos que, se producen por el consumo de alimentos con alto contenido de ácido oxálico como el cacao, los berro y acelgas crudas y bebidas resfrescantes con ácido fosfórico como las bebidas de cola.
9. Las aguas del mar bien desaladas y manipulada son magníficas para la salud por su ausencia de patógenos y del catión Na. De hecho, a las aguas recién desaladas debe añadírsele Ca, en forma de carbonato soluble, para ajustar su dureza.
10. El precio de 1000 L de agua de abasto es siempre menor a 1 € . 1000 botellas de agua de 1 L cuesta al consumidor 600 € sin aportar ningún beneficio.