La fallida opción para la regeneración del agua que se plantea en Canarias.
Parte sustancial del dinero público que las islas invierten para responder a las necesidades de agua se va a la industrialización del suministro: desaladoras de agua de mar, regeneradoras de aguas residuales y redes de bombeo e impulsión de aguas negras exigen inversiones millonarias que se complementan con préstamos hipotecarios, que la ciudadanía debe pagar en cincuenta o más años. La confianza en las instituciones oficiales, en particular en los colectivos de ingenieros, redactores de los planes hidrológicos insulares y algunos departamentos universitarios que les dan el respaldo científico, son avales que la generalidad de la sociedad no cuestiona. Y es que, el criterio popular -con razón- decide que ¡mejor usar la ciencia que la opinión de tertulianos y políticos! (tantas veces contaminada por intereses espurios). Pero quiero mostrar cómo, ninguneado o no, en lo relativo a la reutilización del agua el modelo canario (que desde Tenerife se generaliza al resto de las i...