miércoles, 19 de junio de 2024

Emergencia Hídrica I. Gavias más que presas en arisuelos como Fuerteventura.

Para impedir que el valioso y escaso suelo llegue al mar con las lluvias torrenciales, se hacen nateros en barraquillos y ramblas. Son pequeñas represas que se llenan del suelo arrastrado por la escorrentía. Cuando están llenos de sedimentos se aprovechan para el cultivo de almendros, granados, higueras... árboles caducos que soportan sequías pero necesitan humedad en floración. El natero, gracia al suelo retenido, y según la profundidad de este, mantiene hasta 1 mes la humedad. Las gavias en cambio están en lo hondo del barrancos, valles y vegas que en milenios han acaparado sedimentos de la erosión, alcanzando hasta 30 metros de profundidad (Tuineje). Niveladas en superficie se encharcan gracia a los trastones, murillos de 50 cm que los perimetran. Un sistema de acequias lleva el agua desde las alcogidas. Cuando llueve se inundan y “beben agua” a una velocidad de 15L/dia-m2: ¡la gavia es una magnífica esponja! Si está saturada, el reboso pasa a la gavia inferior mediante una acequia temporal que se hace rompiendo el trastón colindante. Normalmente, las gavias superiores tienen menos capacidad hídrica, menos altura de suelo, que las de abajo. La técnica de escalonamiento frena la velocidad del agua en lluvias torrenciales ( que aumenta de frecuencia debido al cambio climático), reduciendo la erosión; se asegura la infraestructura y el bellísimo paisaje asociado. La retención hídrica mantiene la humedad hasta 5 meses. En la superficie interior tradicionalmente se plantará legumbres, como lentejas, alfalfas, chochos, chícharos, que aportan el nitrógeno captado del aire por sus micorrizas al cultivo de compañía, o en ocasiones, el que se alterna como si fueran barbecho, algo de cereal, papas, pimientos.. (especies con sistemas radicales poco profundos); pero nunca árboles que, en todo caso, se ubicarán en los trastones. Es el caso de palmas datileras y tarajales cuya función es de sostén y rompevientos. Los tarajales, a pesar de su mala fama, "suben" la sal de la profundidad que liberan por sus hojas diminutas. Pero los árboles plantados en el esapio interior secan la gavia en pocas semanas, lo que ocurre últimamente con los olivos siendo ese uso impropio una de las causas de la actual sequía en Fuerteventura. En el siglo XIX, para secar las gavias de la Vega de La Laguna, los ingenieros militares plantaron en su interior árboles, especialmente eucaliptos. La iniciativa pretendía acabar con los mosquitos, vectores de malaria, paludismo y otras enfermedades. Las gavias retienen mucha más agua que todas las presas juntas de la isla majorera. De hecho, en Erbania las presas se comportan como grandes nateros, siendo su principal utilidad actual la de ZEPA, donde anidan aves de tránsito, como se observa en la Presa de Los Molinos en Las Parcelas. Debería aprovecharse los miles de metros cúbico anegados en dichas presas a fin de reponer suelos erosionados o de alta salinidad secundaria, principalmente alterados por el exceso de fertilizantes de síntesis a lo largo de la última etapa de la sobreexplotación tomatera (1970-1990). Por último, el agua retenida en las gavias reduce la salinización secundaria del suelo. “Si la gavia bebe se va el salón” (D. Matías Torres, Tuineje) Mantener las gavias, su red de alcogida, acequias, trastones y usándola de forma y cultivo tradicionales es una de las acciones más eficaces en periodos de sequías. Julio Muñiz Padilla. Profesor de Química Ambiental.